lunes, 1 de junio de 2015

Al pie de la cama, al pie de la vida



La maestra entendió que Mara debía, de nuevo, volver a vivir su vida humana.
A pesar de su profundo agotamiento, la siguió de lejos, pues los maestros saben que a los alumnos no se les abandona, sino que se les licencia.

Al pie de la cama de la maestra moribunda, muchos años después, tras una, otra vida de aprendizaje, Mara le preguntó a la maestra:

- Maestra, ¿por qué me dejaste ir?

La maestra cuya voz hacía días que se había ido, cerró los ojos y susurró:

- No tengas prisa, ya lo entenderás.

Pasados los lustros, Mara fue maestra de un sinfín de nuevos y nuevas niñas para el nuevo mundo. Una de ellas, la más inconformista y a la vez la más leal, le preguntó a la maestra en su lecho de muerte:

- Maestra, ¿volveré a encontrarte? Sin ti no sabré qué hacer.

Mara, con una sonrisa de ojos, miró a la joven y le dijo:

- Maestra, gracias por acompañarme siempre.



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